LEYENDA DE MAPINGUARI - AMAZONAS

El mapinguari es una leyenda propia del Amazonas. En especial en Brasil, Bolivia, Colombia y Perú. Se caracteriza por poseer grandes garras y temibles colmillos. No obstante, no representa ningún peligro para el ser humano. Siempre y cuando, no se lo moleste ni a su ambiente, pues protege la naturaleza.


También se lo conoce como tunchi, un espíritu maldito

La primera vez que se reportó su presencia en la selva fue en 1937. En ese año habría atacado a casi 100 vacas, a las cuales se les fue arrancadas sus lenguas. Esto, claro está, dejó una escenario que provocó terror en la población de Brasil.

Otros avistamientos tuvieron lugar en 1930 (sin denuncia oficial), 1975, 1980, 1981, 1990, 1993, 1997 y, en el siglo XXI, en 2007, 2011 y 2014. Este último fue en una reserva forestal del Norte de Brasil. Específicamente en Manaos, Estado de Amazonias. 

Existen diferentes caracterizaciones de la bestia mitológica. Una de ellas lo describe, visualmente, como un megaterio o perezoso gigante (Megatherium), un animal extinto que habitó en varias zonas de Sudamérica, incluso en la provincia de Corrientes, Argentina, hasta -incluso- 8 mil años atrás (ver línea del tiempo). 

Los megaterios medían 5 metros de longitud y pesaban hasta 6 toneladas. Conicet.


No obstante, también suele ser descrito como una quimera de un ojo. Es decir, un animal que integra varias partes de otros (piel de yacaré, en este caso).

Según relatos brasileños, mapinguari es un ser con velocidad muy reducida. Pero, en caso de no ser detectado a tiempo, puede demostrar su capacidad para el sigilo. Sin embargo, lo que más llama la atención de su presencia es su olor y las moscas que atrae con ello. Si ha decidido atacar, se levantará en dos patas y emitirá un silbido terrorífico.

Se comenta que no dudará en asesinar a toda persona que replique su silbido, pues lo entenderá como un desafío a su autoridad.

Retrato sonoro:


Su piel es sumamente dura. Por lo tanto, dispararle no es una buena opción. También es inmune a los ataques con flechas, inclusive si estas cuentan con veneno. Lo ideal es utilizar agua, un líquido tan vital para el humano como destructivo para la bestia.



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