Bella Vista surgió en 1825 por impulso del gobernador Pedro Ferré, quien eligió un paraje junto al Paraná conocido como "La Crucecita". Anteriormente, también se denominó San Fernando de las Garzas.
El nombre de la ciudad nació del paisaje. Es decir, un punto elevado con vista al río, rodeado de islas y selva. El naturalista Alcide D'Orbigny, que pasó por allí en 1828, describió un pequeño poblado de casas alrededor de una plaza con una capilla, ya habitado por vecinos del campo.
Durante décadas, la ganadería fue su principal fuente de riqueza, hasta que la invasión paraguaya de 1865. Las estancias fueron saqueadas y gran parte de la población debió huir.
Tras la devastación, Bella Vista comenzó a enfocarse en la agricultura, en especial en el cultivo de naranjas, convirtiéndose hacia 1890 en un importante centro de producción.
Hubo varios cambios con el gobierno provincial de Juan Ramón Vidal. En pocos años se construyeron el mercado, el matadero, el edificio de oficinas públicas, el templo y la remodelación de la plaza principal, que más adelante llevaría el nombre de Ferré.
El maestro de obras Juan Andrés Grosso fue pieza importante en torno a los edificios que aún hoy siguen en pie.
