22 de noviembre
Día de Santa Cecilia. La Patrona de los Músicos
Una de las santas más conocidas y veneradas a lo largo de la historia cristiana ha sido Cecilia de Roma.
Universalmente reconocida como patrona de la música, esta mártir primitiva ya tenía una amplia veneración y reconocimiento por parte de la comunidad cristiana en el siglo IV de nuestra era, y posteriormente se la ha conmemorado tanto en Oriente como en Occidente.
Su nombre también es de los que figuran entre las santas mujeres mártires conmemoradas en el Canon de la Misa.
La Iglesia Católica conmemora el 22 de noviembre, la muerte de Santa Cecilia, una mujer de familia noble que falleció en un año indeterminado entre el 180 y el 230 de nuestra era después de ser torturada por su conversión al cristianismo.
En 1594, el papa Gregorio XIII la nombró patrona de la música, y así sigue siendo hasta hoy.
Al parecer, buena parte de su historia se conoce gracias a la aparición a mediados del siglo V de unos textos llamados ‘Actas del martirio de Santa Cecilia’.
En ellos se indica que la joven se convirtió al cristianismo y que sus padres la casaron con un noble pagano al que, en la misma noche de bodas, la novia hace saber que se ha entregado a Dios.
Con esto quiere decir que guarda su virginidad para Él y que ésta es custodiada por un ángel.
Como es natural, el extrañado novio quiere ver al ser alado, y Cecilia le convence de que sólo se le aparecerá si se bautiza, cosa que acaba por suceder y el hombre acaba convertido a la fe de su amada esposa.
No corrían buenos tiempos en Roma para los cristianos y fueron condenados a morir de formas aberrantes.
En el caso de Cecilia, primero lo intentaron en las termas de su propia casa, tratando de ahogarla con el vapor sin conseguirlo.
Luego, llamaron a un verdugo para que le cortara la cabeza: la historia dice que éste dejó caer tres veces su hacha sobre ella sin conseguirlo, con lo que huyó despavorido abandonando a la joven ensangrentada pero viva.
Aunque quedó maltrecha y murió finalmente tres días después.
De ahí que en algunas obras de arte se la represente ya cadáver con un tajo en su cuello, como en la escultura en mármol de Stéfano Maderno (1576-1636), que se encuentra en en la iglesia de Santa Cecilia en Roma, donde supuestamente reposan sus restos.
¿Por qué es la patrona de los músicos?
Una explicación se basa en que, según dicen, la chica se dedicó internamente a cantar a Dios mientras los músicos tocaban en su boda, acordada por sus padres, aunque parece una explicación insuficiente.
El Papa que la nombró patrona, dijo que había “demostrado una atracción irresistible hacia los acordes melodiosos de los instrumentos. Su espíritu sensible y apasionado por este arte convirtió así su nombre en símbolo de la música”.
Pero el director de orquesta venezolano y profesor de historia de la música Jesús Ignacio Pérez-Perazzo apunta los que a su juicio son los dos argumentos más plausibles para ello.
En primer lugar, “el hecho más probable para que se le relacione con la música es que desde muy joven, y de acuerdo con las costumbres y tradiciones de las familias patricias romanas, Cecilia debió iniciarse y tocar algún instrumento musical, probablemente la lira, la cítara o algún tipo de arpa de las utilizadas por las damas de la sociedad romana”.
Y a esto le añade que en las citadas ‘Actas del martirio’ está escrito ‘Candéntibus órganis Cæcilia Dómino decantábat dicens…’, lo que quiere decir: ‘Mientras estaba el horno al rojo vivo (las termas de su casa donde intentaron asfixiarla), Cecilia cantaba al Señor diciendo…’.
La tesis de Pérez-Perazzo es que en algún momento la persona que realizó la trascripción “tradujo la palabra ‘órgano’ –que por aquel entonces, en el siglo III, se empleaba para referirse a una especie de fuelle, herramienta o utensilio para hacer insuflar algo, por el neologismo que nombra al instrumento musical actual que derivó del ‘hydraulis’ utilizado por los romanos para animar las festividades del circo romano”.
Versos de "A Santa Cecilia" - Juan Carlos Jensen
Que canten hoy los cantores
que cuenten de sus amores
que lloren hoy las cordionas
tristonas o retozonas
que el bando diga su queja
si está triste o si festeja,
que la guitarra se sienta
guitarra cuando revienta.
Le gusta a Santa Cecilia
la nota que reconcilia a todo el género humano
para sentirnos hermanos
en esta hermosa vigilia.
Para tomarnos las manos
en el gesto que concilia
al pueblo y al musiquero
y que este bello entrevero
de la voz y el instrumento
ponga el punto y el acento
justo entre el sol y el lucero.
Este es el pueblo que quiero
que busca el divertimento
aunque roto por adentro,
aunque le sobren pesares,
también le sobran cantares
y le hace precio a las penas
porque corre por sus venas
sangre de puros jaguares.
Cecilia, por vos estamos
Cecilia, por vos cantamos
como vos entre las llamas
vamos a seguir cantando
nunca, jamás renegando
del credo que nos inflama,
mejor morir en la hoguera
que matar lo que se ama.
Mejor que tener mil pesos
es que te coman a besos.
Para qué quiero los brazos
si a mi hermano no lo abrazo.
De qué sirve mi guitarra
si no la traigo a la farra
si no la tengo conmigo
para brindarme al amigo.
Cecilia, la noche es larga
la música nos embarga
y nos lleva hacia el infinito
quédate, esperá un poquito
escuchá la musiqueada
que toda la muchachada se muere por ofrendarte.
Sé que hoy viniste a quedarte a compartir con nosotros
hoy, 22 de noviembre
te pedimos el aval
para hacer un festival en el calor de febrero
y recordar al primero que a tu nombre y en tu honor
te festejó con amor, con la ternura de un niño
yo te nombro, Eustaquio Miño.
Por eso estamos aquí, con el poema y el canto
digan si no es un encanto cantarle a tu nombre santo,
querida Santa Cecilia...